
Casa propia: la libertad al estilo Kitsch y Pop Art
Junio 18, 2021 · 2 minutos de lectura
Nico parece callado, distraído, solitario, y lo es. Además es todo lo contrario, es conversador, detallista y amiguero. Es difícil perfilar su carácter en adjetivos que excluyan otros, es más como una combinación armónica de colores opuestos, una mezcla de un saber especializado con la honestidad de otro, más cotidiano, más caminado. Así como él es su casa, ¡no la imaginan!
Confiesa que allí está todo lo que necesita y por ello sale poco. Vive con Álvaro, su gata y con todas sus creaciones. Por supuesto su apartamento cumple con sus necesidades básicas, pero al decir esto, Nicolás está hablando también de su manera de apropiarse de los espacios que son a la vez taller de cerámica, escuela de arte, cine-foro, galeria, tienda, museo, café y casa.
Álvaro más pragmático, Nico más romántico
La historia es corta, Álvaro quería dejar de vivir en arriendo y decidió comprarse su casa. En cambio, el sueño de Nicolás era pintarla, decorarla y organizarla de acuerdo con su estilo de vida. Trataba de explicar el significado de esto diciendo:
“es que ese es nuestro espacio”, ¡el más nuestro!
¿Cómo explicar esa sensación? Pues de todo lo que se tiene, para Nicolás, no hay nada que sea “más de uno” que la casa propia. Dice: “en una casa arrendada uno no se siente libre”. Él se sentía dentro de un cubo blanco, perfecto, plano. A él le gusta intervenir, adaptar, exponer sus creaciones y las de sus amigos. Que los objetos de la casa puedan contar historias y se vean hermosos como en un museo.
Dos historias instaladas: El sanatorio y los aires de arte Kitsch y Pop
Decorar no es tanto adornar sino ordenar historias que surgen al habitar un espacio.
- Una de las historias es El Sanatorio, la práctica artística de Nico. Esta se fundamenta en la cerámica y en lo que el contacto con el barro produce; sin necesidad de explicarlo, se lee en su nombre. En él tienen protagonismo el torno, los pigmentos, el barro y un horno tan caliente que encendido cambia el microclima de la casa. El Sanatorio produce piezas, expone en museos, trabaja con comunidades diversas y también se enseña. Todo surge en casa y se adapta a ella.
- Otra de las historias que se lee en los demás objetos de la casa (los que Nico colecciona en paseos caminados por Medellín, Bogotá y también por otras ciudades), está contada a través de la imaginería popular y el arte Kitsch. Las tarjetas del juego de lotería, las imágenes de la Virgen de Guadalupe, las figuras de acción de lucha libre y de San Antonio y cojines con smileys componen su mobiliario y su paleta de color. Se inspira en los principios del arte Pop de los años 50, que integra la cotidianidad con la esfera estética. Alguna vez nos han hablado de Andy Warhol y nos hemos preguntado ¿por qué una lata de sopa de tomate es arte?. Así, Nicolás busca la belleza en esas imágenes y objetos de lo popular. Las exhibe como si fueran oro para que reflejen el valor cultural que encuentra en ellas, lo que dicen y lo que callan.
Esta última historia continúa a través de otra tendencia artística y también de decoración, el Kitsch. Ha tenido varios momentos en los que se pone de moda y habla en colores fuertes, contradictorios, sigue pocas reglas de la belleza más común y busca la mezcla y la densidad. Es un estilo de expertos.
Si el Minimalismo se guía por la premisa “menos es más”, la del Kitsch podría ser algo así como “más, nunca es suficiente”. Así, un espacio en blanco en la pared es siempre oportunidad para seguir la creación.
¡Nico pensó en todo! Considera que el estudio de la casa contiene el conocimiento, entonces pintó las puertas del mobiliario con la simbología emberá para hablar del conocimiento, o sea los pintó con su representación de la serpiente. Así lo explica en el libro Kipará de Astrid Ulloa el cual, por supuesto, está en su variada biblioteca.
Y ¡ni hablar de las sirenas y sirenos instalados en el baño! En todos los espacios conviven objetos y símbolos diversos, como el corazón de Jesús repujado en aluminio, rodeado de palomas de la paz y una cabeza que muestra la anatomía de la garganta humana, que a su vez sirve de tablero para comunicar asuntos domésticos.
Para esto no hay que ser artista: los espacios cuentan historias
Si bien las historias que cuenta la casa de Nico y sus objetos tienen esa conexión entre el arte y la vida, no cree que sea algo exclusivo. Mientras recorre el proceso de nuevo en su memoria dice:
"Es cuestión de ir y habitarlo porque __los espacios de la casa le van diciendo a uno cosas__”
No se trata solamente de conceptos de diseño interior o grandes conceptos del arte, los espacios afectan cómo nos comportamos en ellos y cómo los habitamos.
Un juego de colores le hace pensar en un verde muy característico de las casas del pueblo de su bisabuela en Güicán - Boyacá, cerca al Parque Nacional del Cocuy. Este verde está combinado con azul, que siendo su favorito, debió prepararse especialmente por catálogo. La pared pintada al medio también recuerda las casas campesinas de Colombia y añade que, mientras pintaba los fondos blancos, cae en cierta monotonía que le aburre y piensa:
“Mi casa es algo que hago porque me gusta, porque lo disfruto y ahí las líneas empiezan a volverse ojos, triángulos y arcos"
La libertad es todo esto para Nicolás. Es crear, coleccionar muñecos, santos, colores, herramientas extrañas, manteles finqueros y flores de plástico. Es una casa campesina escondida en un edificio de apartamentos. Ahora, ¿qué piensas sobre las historias que cuenta tu casa?.
En La Haus queremos que expreses lo que para ti significa la libertad en tu propia casa. ¡Juntos podemos hacerlo posible!